Carta para
sanar con Papá
“Papá
necesito sanar contigo para poder vivir mi propia vida en armonía.
Te escogí porque
eres perfecto para mí.
Gracias Papá,
lo hiciste estupendo (lo mejor que pudiste), porque diste lo que tenías para
dar, ni más, ni menos.
Mi niña
herida ha estado muy resentida contigo durante todos estos años.
Te cerré
mi corazón desde hace mucho.
Pero eso
me ha mantenido atada al dolor, a un dolor que ya no quiero en mi corazón.
No soy tu
víctima porque sé que hiciste lo mejor que podías con lo que tenías y sabías.
Ahora
estoy libre para crecer, evolucionar y reconciliarme contigo.
Reconozco
a la niña herida que hay en mí y aprendo a darle todo el amor y aceptación que
no recibió de la forma que ella esperaba.
Me alejé
de ti creyendo que con eso iba a evitar el dolor, pero el dolor de no sentirme
amada tal y como soy, de no sentirme suficiente; me ha hecho ir por el mundo
buscando un amor y aprobación que nadie podrá nunca darme y ello me ha hecho
sufrir mucho.
He vivido
demandando amor constantemente a través de “ser buena”, “ponerme hasta el
final”, “dar de más”, buscar aprobación, permitir abusos, querer permanecer,
lograr reconocimiento profesional, sufrir por lo que los demás digan o piensen
de mí , etc, etc…
Hoy estoy
decidida a consolar y sanar a mi niña herida.
Necesito
reconectarme contigo porque a través de ti es que me reconecto con el éxito y
con toda mi fuerza interior.
Pido al
gran espíritu poder ver al hombre que eres sin juicios, poder ver todas tus decisiones
sin juicios y poder aceptarte tal y como eres sin que me duela.
En la
medida que te acepto, me reconcilio conmigo misma, porque tú eres la semilla de
donde parto y la que me permite desplegar todo mi potencial.
Yo no soy
más grande que tú, no debo sentenciarte.
El éxito y
el Papá son más grande que uno y ante ello solo queda aceptar y rendirse con la
mejor disposición.
Y así lo
hago ahora.
Esto es un
trabajo interno en el cual cada día te acepto en mi corazón con todos tus
defectos y virtudes.
Sin
expectativas. Sin esperar que tu cambies, ni que lo veas, ni me lo reconozcas.
Lo hago
por mí y por toda mi descendencia.
Te honro y
te respeto tal y como eres. Gracias por darme la vida. Honro tu vida tal y como
ha sido. Honro mi vida tal y como es.
No me
quedo atascada en resolver tus problemas, te dejo con tu propias cargas porque
sé que tú puedes con todas las circunstancias que has elegido en tu vida.
“Me libero
de todas las cargas tuyas que no me corresponden y quedo liberada para
enfocarme en mi vida, en mis proyectos, en mis anhelos”.
Veo más
allá, mi niña interior empieza a calmarse, ya no estoy sedienta de amor,
cariño, reconocimiento, aprobación y atención.
Desarrollo
mi amor propio y mi corazón se llena de júbilo.
Sano
cuando dejo de querer cambiarte. Mi energía ya no está en eso, estoy enfocada
en vivir mi vida. La vida que me pertenece.
Puedo
alejarte de mi vida, pero no de mi corazón y de mis células.
Te prometo
que voy a ser una persona feliz; que voy a amarme más que a nada en este mundo
y voy a disfrutar mi vida al máximo.
Que
siempre voy a rodearme de personas que me amen, me respeten, me valoren y me
den mi lugar.
Que creeré
en mí y seré consciente de lo hermosa, talentosa y maravillosa que soy.
Que voy a
hacer mis sueños realidad desde mi más grande gozo, libertad, pasión y aprecio.
Que viviré
en prosperidad, conectada con mi guía interior, tomando las mejores decisiones
para mí.
Tomo la
Vida.
Te honro y
te bendigo Papá.
Tu eres el
grande y yo soy la pequeña. Y hoy como Adulta que soy sé que puedo hacerlo
diferente.
Estoy
lista para cambiar la historia de todo nuestro linaje y descendencia.
Papá me
siento feliz de ser quien soy, me amo con todo mi corazón y disfruto
inmensamente estar viva.
Gracias
por enseñarme el mundo.
(Adaptación:
texto del Instituto Bernard Jensen)
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